Reseña
Creada por Vicente Bianchi sobre los versos de Neruda a Manuel Rodríguez, esta obra marcaría el inicio, a mediados del siglo XX, de una prolífica alianza creativa entre el poeta y el músico. Su publicación no solo la convertiría en una de las tonadas más difundidas del repertorio nacional, sino que su repercusión internacional, desde un comienzo, abriría un nuevo camino para la música chilena.
Concebida originalmente como cueca, Bianchi, por el lirismo de sus versos, decidiría abordarla de manera algo diferente; es así como la vida, pasión y muerte del guerrillero –los tres pies de cueca pensados por el poeta– serían representadas en una orquestada tonada, secuencia sonora que viajaría por el mundo y que llega hoy hasta nosotros con toda la vigencia de antaño.
La alegría de Neruda, al momento de conocer el trabajo del compositor, ya anticipaba su éxito: según el poeta, la musicalización de sus versos tendería un puente vital hacia el pueblo. Recordando esta mirada, no debemos extrañarnos de que esta creación musical, que entonces acogía de manera novedosa la pluma nerudiana, se convirtiera en un indiscutido hit de popularidad en los años cincuenta.